miércoles, 24 de julio de 2013

Cuento de autoliderazgo

Un hombre encontró un huevo de águila y lo puso en el nido de una gallina, en el corral. El aguilucho fue incubado junto con la nidada de polluelos, y creció con ellos. Toda su vida el águila hizo lo que hacían los pollos del corral, creyendo que era uno de ellos. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos. Piaba y cacareaba. Y movía las alas y volaba unos pocos metros.

Pasaron los años y el águila envejeció. Un día vio un ave magnífica volando por encima de ella, en el cielo sin nubes. Se deslizaba con graciosa majestad entre las poderosas corrientes de aire, moviendo sus fuertes alas doradas. La vieja águila miraba hacia arriba con asombro.

- ¿Quién es ése? - preguntó.
- Es el águila, el rey de las aves. Él pertenece al cielo. nosotros pertenecemos a la tierra; somos pollos. - le dijo su vecino. 

Así, el águila vivió y murió como un pollo, porque creía que era un pollo".


El autoliderazgo parte de darse cuenta de quién soy.  Aún viviendo como pollos debemos reconocer en nosotros mismos a un águila. 

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